Detalles ocultos de Grand Seiko

Dentro de lo que es relojería, tengo ciertas tendencias o gustos muy marcados que se pueden entrever en mucho del contenido de Doble Firma, relojes vintage, algunas marcas más tradicionales y… relojería japonesa.

He mencionado mucho sobre los detalles de los diales de Kurono, el proceso de fabricación de Kikuchi Nakagawa, etc. Pero poco sobre Grand Seiko, más allá de dejar caer que me parecen interesantes o quizás, mencionar algún detalle como el del artículo «Abanicos y Carpas» de hace poco. Y lo cierto es que, tienen una atención a los detalles, que si no conoces pueden pasar completamente inadvertidos.

Grand Seiko tiene un fuerte arraigo en la tradición y en los estándares japoneses que plasman en sus relojes de una forma que no se puede percibir en todas las marcas, ya sean japonesas o no. Permitidme compartir un poco sobre algunos que captan mi atención y me hacen darle muchas vueltas a estas piezas.

Para comenzar esta explicación, primero debemos situar el Grand Seiko Studio, un espacio de la marca dedicado al diseño y la realización de los relojes con calibre de la familia 9S. Este se encuentra en un tranquilo bosque de Shizukuishi, un pueblo localizado en la prefectura de Iwate, del cual toma mucha inspiración.

Este pueblo tiene su propia leyenda sobre el nacimiento del lugar, que cuenta cómo, hace aproximadamente mil años, un anciano que vivía en lo que ahora es Shizukuishi comenzó a escuchar un sonido extraño proveniente de debajo de un enorme y viejo cedro. La gente siguió el sonido hasta su origen, que parecía ser una cueva sin fondo, y se dio cuenta de que el sonido eran gotas de agua, «shizuku» en japonés, que goteaban desde el techo de la cueva sobre las rocas, «ishi», resonando por toda la cueva y más allá.

De ahí nace el grabado de la esfera, las agujas y la trasera de la referencia SBGW263, realizado por el grabador Kiyoshi Terui, que pretende evocar ese goteo en la cueva.

En cuanto a los alrededores del Grand Seiko Studio, varias veces se ha hecho referencia en los relojes a algunos de sus elementos.

El SBGH345 exhibe una esfera que evoca las cumbres del monte Iwate, el pico que se alza orgulloso junto a la ubicación del Grand Seiko Studio. Revestido de tonos rojos, este dial pretende revivir el amanecer en las laderas de la montaña.

El estudio, como he comentado, se sitúa en torno a un bosque, con un denso follaje que puede apreciarse en la decoración de la esfera del SBGW264. Es un patrón que recuerda al de los abedules plateados, ya que, a medida que giramos la esfera, pueden apreciarse reflejos entre verde y blanco, simulando la luz veraniega del sol cuando atraviesa las hojas y la corteza blanca de los troncos.

En cuanto al tronco de los árboles, podemos encontrar el SLGH005, un reloj con un dial que presenta una textura similar a la de los troncos de los abedules y, cómo no, realizado en color plateado.

Las referencias a este bosque, muy importantes en esta parte de Iwate, no terminan con estos dos ejemplos. Además, el SLGW003 hace zoom para centrarse especialmente en el propio abedul.

En este reloj, los detalles se encuentran en el dial, que refleja la corteza del abedul con su intrincada textura multidimensional, y en el calibre; gracias a su rediseño, el picoteo de la uñeta al darle cuerda manualmente es similar al canto de los pájaros que habitan en los abedules.

Desde que abrieron el Grand Seiko Studio en 2020, creo que la marca ha dado un paso adelante a la hora de fabricar sus relojes, ya que no solo han apostado por una mayor precisión en sus movimientos, sino también por incluir un punto diferenciador que encaje perfectamente con su filosofía y cultura.

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