Ressence: si no puedes con el enemigo, únete a él.

Si me piden que mencione dos sucesos que siempre hayan sido temidas por los relojeros, más allá de ver que son la próxima víctima de Perezcope, son los campos magnéticos y el líquido. Incontables avances a lo largo de la historia han ido en pos de eludir estos dos grandes problemas.

 

Ressence fue fundada en 2012 en Amberes por el belga Benoît Mintiens. Podéis encontrar, tanto en el canal de Youtube de Doble Firma como en el blog, una entrevista de nuestro colaborador Alfonso Escámez al fundador.

 

La estanqueidad de un reloj (estrictamente definida como su resistencia a la presión, que afecta al sistema de sellado y facilita la entrada de agua pasados ciertos bares) es una de las especificaciones más comentadas entre aficionados y no en balde. Es, quizás, uno de los más eficientes indicadores de la robustez de construcción de la pieza. Más aún si ha sido sometida al estándar ISO de estanqueidad 200 metros, un proceso fácilmente descriptible como sumergir el reloj en una cámara de presión de 200 m tras haber dado un par de swings de golf con él –y no me refiero a puesto, sino como bola–. Pues bien, Ressence, desde Amberes, consigue una perspectiva un tanto distinta. Si bien los relojes rellenos de líquido ya existían en el mercado, la marca belga mezcla este concepto con un lenguaje de diseño y funcionamiento muy singulares.

 

En sus modelos Type 3 y Type 5, mezcla su sistema ROCS (al que llegaremos), con dos cámaras separadas, una cubierta por aire y la otra por un aceite patentado. ¿Qué conecta estas dos cámaras separadas, a sabiendas de que una alberga el calibre 2824/A de ETA y la otra la esfera? Un sistema de transmisión magnética a través de micro imanes. Entendiendo la probable perplejidad del lector, vamos a deshacer este nudo.

 

Comencemos por el ROCS. Las siglas de este sistema significan Ressence Orbital Convex System. El sistema ROCS podría describirse como el «idioma Ressence». Es el medio a través del cual la marca desarrolla sus ideas y las comunica. En él, la palabra clave probablemente sea Orbital.  Es importante recalcar que la única información que ROCS recibe del calibre son los minutos, nada más. Así, Ressence deja en un segundo plano el movimiento, al que solo le pide fiabilidad y una razonable precisión. Una vez que los minutos llegan a ROCS, ponen a girar el primer disco orbital, el de los minutos. Desde ahí, las horas, segundos, fecha y demás expresiones temporales, son expresados por otros discos orbitales que rotan en velocidades acordemente proporcionales al disco minutero. El resultado: un sistema de discos rotatorios a distintos ritmos, que además orbitan alrededor de la esfera al ritmo de los minutos. De ahí obtenemos el adjetivo orbital para ROCS.

 

¿Y aquel tema del aceite que había mencionado antes de empezar con la astrofísica? Tratémoslo. Como venía comentando, en los Type 3 y Type 5 la mitad superior de la caja, la que alberga el ROCS, está cubierta de aceite. Un aceite patentado que se aplica y sella a -5 grados Celsius, temperatura en la que se encuentra en su estado de mínimo volumen. Aunque la visión original del fundador, Benoît Mintiens, era llenar el reloj entero de aceite, les fue imposible –por el momento– resolver el conflicto con el escape sin recurrir al cuarzo. Así que resultó en medio reloj relleno de aceite y la otra mitad de aire. Esto plantea un nuevo problema: el sellado tiene que ser perfecto. Cualquier mínimo resquicio entre la parte superior e inferior resultará en una filtración de aceite hacia el calibre y en la muerte del reloj. ¿Entonces cómo mandamos al ROCS la información de los minutos? La solución que presentó Ressence y que aplica en dichos relojes son los imanes. Particularmente, un sistema de transmisión magnética con micro imanes. Estos imanes se encuentran en el minutero del ROCS y en la parte estrictamente inferior a este, por debajo de la caja de titanio que separa las dos secciones del reloj. Así se logra la transmisión magnética. Los imanes tienen 1 mm de diámetro y un grosor de 0.5 mm, y están lógicamente alejados del órgano regulador. El mayor conflicto en relojería derivado de los campos magnéticos reside en el escape. Si este se magnetiza, el reloj perderá su precisión en caída libre. ¿Cómo ha eludido Ressence este problema, teniendo imanes dentro del reloj? A través de conductores magnéticos que mantienen controlado el campo magnético en bucles alrededor de los imanes y lejos del escape. Una aleación especial protege, en particular, el órgano regulador de cualquier campo magnético residual que escape el flujo creado por los conductores magnéticos.

 

Queda por comentar que la adición del aceite no se reduce meramente a un «lo incluyo porque puedo hacerlo», ni tampoco ayuda a la estanqueidad de las piezas, sino que se trata de un tema estrictamente visual. La refracción de la luz en el aceite crea un juego visual que hace parecer que la esfera está mucho más cerca del cristal de lo que realmente está, rompiendo con la sensación de profundidad. Esto, sumado al diseño ergonómico de los modelos –que trataremos en sucesivos artículos– consigue una mayor legibilidad.

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