Tornek Fifty Fathoms, el más raro.

En la década de los 50, los EE.UU. estaban pivotando de los Navy Combat Demolition Units (NCDUs) fundados en 1943, que se especializaban en la demolición de obstáculos bajo el agua durante los desembarcos anfibios, a los actuales Navy SEALs. Con el fin de poder operar en una variedad de entornos y responder a las crecientes demandas de operaciones especiales durante la Guerra Fría.

Para sincronizar todas las misiones, esta nueva unidad necesitaba un reloj que resistiera cualquiera de los entornos sobre los que se desplegarían sus soldados y para ello decidieron realizar pruebas con tres relojes. Estos fueron el Rolex Submariner, Enicar Seapearl 600 y el Blancpain Fifty Fathoms. Finalmente el 15 de junio de 1958 se optó por el Blancpain.

El proyecto NS 186-200 declaró el Blancpain como mejor opción entre los tres relojes, descartando el Enicar al no contar con un bisel que ayudase en las operaciones y al Submariner por tener el precio más elevado, concretamente 95$ frente a los 55$ del Fifty Fathoms.

Sin embargo a pesar de que el Blancpain pasase las pruebas, se encontró con un muro infranqueable, la ley "Ley de Compra Americana” que establecía que el equipo militar americano debía ser fabricado en Estados Unidos.

Ante este problema se estudiaron diferentes soluciones, como probar el nuevo Bulova USN, pero tras perder los biseles en las pruebas se descartó, quedando el proyecto aparentemente sin opción, hasta que Allen V. Tornek, el importador de Blancpain en Estados Unidos planteó una solución favorable para todos. Tras unas conversaciones con la empresa suiza de crear unos Fifty Fathoms con el nombre Tornek en el dial, se incluiría también Rayville como anagrama de Villeret, la ciudad natal de Blancpain quedando como Tornek-Rayville U.S. Hecha la ley, hecha la trampa, ya que los relojes seguían fabricándose en Suiza, pero lograron salvar la burocracia.

Así vio la luz el Tornek-Rayville TR-900 en la muñeca de los Navy SEALs a principio de los 60 cuando el presidente Kenedy inspeccionó el nuevo cuerpo militar. Estos se entregaron en dos lotes, uno inicial con 780 unidades a inicios de los 60 y otras 300 a mediados/finales de la década.

El TR-900. Basicamente era un Blancpain Fifty Fathoms Milspec con cambios en el dial y la trasera. El dial como hemos comentado sustituía el nombre de la manufactura Suiza por la nueva marca neoyorquina y la trasera mostraba la inscripción ``Si se encuentra, regrese a la instalación militar más cercana´´ y un llamativo grabado del símbolo de radiación y la palabra peligro, debido al empleo como material luminiscente del Prometio 147, un elemento radiactivo proveniente del uranio.

El empleo de este material hizo que nuevamente los Navy SEALs iniciasen la búsqueda de alternativas para este reloj y finalmente se empezasen a considerar opciones como Benrus o Tudor que ofrecía excelentes resultados a menor precio.

La historia de este reloj terminó con la destrucción de la mayoría de ejemplares por parte del ejercito americano debido al empleo de materiales radioactivos, haciendo que sobreviviesen tan solo poco más de 30 unidades de las 1080 unidades fabricadas.

De esta manera, por la rareza e historia, es una pieza interesante para los amantes de la marca, los relojes de buceo y un auténtico grial para los que además son aficionados de los relojes militares, pues el ejercito americano no tiene el histórico de relojes militares como pueden tener otros ejércitos como la Royal Navy, Marine Nationale French Navy o el Esercito Italiano.

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