James Ragan ¿Padre del Speedmaster?

Contratado para llevar a cabo todo lo relacionado con el material fotográfico que la NASA necesitaba para su carrera espacial y coronar la luna, en 1964 James Ragan se unió al programa Gemini.

Aunque la realidad es que su participación no se limitó solo a los componentes fotográficos, sino que James se dedicó a conseguir otro tipo de herramientas para las misiones, entre ellas, el Speedmaster de Omega.

Con la misión de encontrar el reloj que necesitaban los astronautas, James empezó su trabajo con unas entrevistas a los astronautas, de las cuales identificó como mayor valor para estos, la necesidad de sincronización como respaldo en caso de que alguna vez perdieran la comunicación con el control de la misión. Es decir, lo que realmente necesitaban era un cronógrafo.

A todo lo relacionado con la llegada a la luna, se le conoce como carrera espacial y es que realmente era eso, una carrera, así que no había tiempo para ponerse a desarrollar nada nuevo, lo que necesitaba James era un reloj ya en producción. Así con esta idea, solicitaron algunas unidades a diez de los fabricantes de relojes de la época y se dejó abierta la puerta a que otros pudieran mandar si quisieran, ya que al ser la NASA una agencia gubernamental, cualquiera debería poder optar a la oferta pública. Aunque finalmente solo contestaron cuatro de ellos: Hamilton, Longines, Omega y Rolex y lamentablemente Hamilton no envió un reloj de pulsera, así que quedó descartada.

En paralelo a que los fabricantes contestaran, James ya estaba preparando las pruebas para cuando llegasen los relojes, estas durarían solo un mes entre septiembre y octubre del 64 y giraban en torno a tres especificaciones que se debían de cumplir:

  • Fiabilidad: si el motivo principal de elegir un crono era la necesidad de sincronización, esto debía de ser clave para su selección.

  • Calidad: Aunque el reloj fuese preciso, si no iba a tener la calidad suficiente para poder pasar el viaje con sus vibraciones en el transbordador y demás adversidades, el reloj no calificaba.

  • Seguridad: Esto era un punto que se tenía muy en cuenta, todo el mundo estaba pendiente de esta carrera, un fracaso en la seguridad, con los astronautas ardiendo o explotando serían un desastre no solo porque estamos hablando de personas, sino para la imagen de la NASA y el gobierno americano. Así materiales como el cristal mineral quedaron descartados, se necesitaban otros como el plexi.

De las pruebas realizadas a los relojes, una de ellas era directamente con los propios astronautas, ya que se les pidió que los examinaran y comentasen que les parecían, pero otras eran más extremas. Un ejemplo de estas era el de someter el reloj a diferentes tipos de temperaturas que iban desde los -17ºC a 71ºC. El Longines y el Rolex fallaron estas y dejaron vía libre al Omega en el resto de los test.

Aunque el Speedmaster pasó las pruebas, lo que no lo hizo fue el brazalete. Así que James se puso a buscar entre los fabricantes de brazalete y topó con JB Champion. Estos tenían un brazalete llamado Komfit que resultaba los suficientemente resistente para que pudieran usarlo en cualquier ocasión, pero que partieran los pasadores en caso de que el reloj se enganchase con algo.

Después de todo esto, las pruebas no terminaron aquí, la vida de los astronautas y la carrera espacial era algo muy importante y una vez que tenían el reloj ideal para las misiones a la luna, lo siguiente en pasar nuevas pruebas no eran los relojes, sino la propia Omega. Bueno o su personal, ya que James se empeñó en cierto hermetismo y los relojes no solo debían de tener un informe con el histórico completo de lo que se la hacía a cada reloj, sino que además, solo autorizó que todas las revisiones pasaran por un solo relojero de todo el personal de Omega.

¡Houston hemos tenido un problema! Frase de Jack Swigert durante la misión Apollo 13 que nos deja entre ver más de lo que parece. Ya que el huso horario escogido para las misiones espaciales era el de Houston.

Sin darse cuenta, lo que hizo James no fue solo seleccionar una herramienta para sincronizar los movimientos de los astronautas, también propició que se generase un vínculo entre los astronautas y los relojes. Nosotros nos los imaginamos durante el despegue del cohete y aterrizando en la luna, pero este trayecto duró un total de 4 días desde que el Apollo 11 despegó el 16 de julio de 1969 y aterrizó en la Luna el 20 de julio. De ahí que durante ese tiempo los astronautas quisieran saber qué están haciendo sus familias y se generase esa conexión con las personas que los esperaban a la vuelta. Pero además los pilotos empezaron a tomarlos como amuletos, y frecuentemente los astronautas solicitaban el mismo reloj que utilizaban durante las pruebas. Y más aun si realizaban un vuelo exitoso y repetían en un futuro.

Inicialmente el escoger los relojes no era para lo que James había sido seleccionado por la NASA, pero después de un meticuloso trabajo por su parte, tras más de 50 años es de lo que más se habla de todo su trabajo.

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